martes, 29 de diciembre de 2009

Tiempo de reflexión...

Hola amigos/as:

Es curioso lo que conlleva viajar, aunque sea en tren, si entendemos el hecho de un simple desplazamiento como un viaje, el medio da igual.
Me sucede cada vez que me subo en Blanquita y me desplazo. Agradezco el frio y la lluvia de la misma manera que el sol, sólo que las connotaciones de viajar de esa manera son diferentes.
Incluso las ideas que tenía con los dos pies en el suelo cambian, puesto que el estar en contacto con el aire y saber que estás ahí, siendo parte de un todo y no de un nada, te hace sentir diferente (alguien una vez me dijo que de hasta el olor a estiércol había disfrutado, y esa cita la llevo grabada cada vez que salgo a pasear con Blanquita).
En estos desplazamientos cortos o largos, frios o cálidos, uno se va dando cuenta de cosas y cuestiones omitidas. Evidentemente somos humanos, cometemos errores o fallos o silencios, que después, en tiempos de reflexión aparecen como si hubiera hecho esto, si hubiera dicho aquello... Pero no se hizo y tampoco se dijo.
Alguien me enseñó que en la vida uno aprende a base de errores y que enmendandolos es avanzar. También me dijo que perdonar es un recuerdo sin dolor, por lo que se puede perdonar sólo si se recuerda sin dolor.
No es tiempo de dolor, es tiempo de reflexión. es tiempo de intentar darse cuenta de lo que no se ha hecho y de lo que se ha hecho. De intentar en esa reflexión ver al otro, el acto de dar es un recibir en sí mismo: yo recibo el placer de que recibas algo bueno que tengo para darte. Recibo la alegría de que me escuches y valores lo que te doy.
El verdadero amor existe cuando amamos por lo que sabemos que esa persona puede llegar a ser y no sólo por lo que es. Creo que las relaciones pasan por momentos de enamoramiento, momentos de amor, momentos de odio... En realidad, amor y odio están muy cerca. Nunca odiamos tanto a alguien como aquel a quien amamos.
Evidentemente la teoria sólo sirve si se puede llevar a la practica, y la practica sólo puede realizarse si hay una teoria aprendida. Aplicarla o no depende de cada uno, sin olvidar que siempre puede haber un margen de error y un margen de confianza (enamorarse es amar las coincidencias, y amar, enamorarse de las diferencias).
Conforme nos vamos uniendo al otro, aparecen esas diferencias que si no se consiguen superar, marcan dolor. De ahí que la confianza de hablar de nuestros propios miedos con el que compartimos una ilusión sea un primer gran paso de toda pareja que se ame y respete.
Entiendo que todo esto es muy bonito leerlo, pues escribirlo no es tan fácil. Sabéis que siento lo que digo y digo lo que siento, encontrar las palabras que permitan reflejar lo que verdaderamente siento no es fácil, unas veces lo consigo y otras no, lo que refleja mi sentir de ser humano.
En todo proceso de amor, debemos de tener siempre en primer lugar o como primer punto de conciencia de que las dificultades son parte integral del camino, no se puede concebir una relación íntima sin conflictos, lo que me lleva a poder decir que las relaciones idílicas no existen como tales, que es el esfuerzo de dos por ir hacia delante lo que las puede llegar a hacer ídilicas o cómplices.
Y escribo esfuerzo porqué aunque no tengas ganas de sonreir debes hacerlo, puesto que es la única manera de acercarte a tu pareja de una manera amable. Una vez leí que la vida es un eco, depende de lo que le nombres, eso te viene.
Hasta aqui llego hoy, mañana mas.
Un abrazo
TONI

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