lunes, 24 de diciembre de 2012

Nacer de nuevo...

Mis queridos/as amigos/as:

Siguiendo el hilo del deseo, mira por dónde, hoy me vuelvo a poner delante del teclado, sentado, meditando, pensando, sintiendo que… Otra vez estamos en Navidad, o cerca de ella. Y siempre la misma pregunta, ¿qué significa la Navidad? Hasta ahora tenía una idea y, me ha surgido una nueva pregunta que casa mejor con lo que llevo experimentando éstos dos años y muy concretamente y fuertemente éstos días pasados. La pregunta es: ¿cuál es el verdadero significado de la palabra Navidad?

Navidad es una palabra muy hermosa, de entrada la oyes decir, y miles de sentimientos te invaden, sean buenos o malos, de diferencia o indiferencia… pero no deja a nadie quieto. La palabra Navidad proviene del latín “NATIVITATE”, y desglosada sería así:
- Nati: nacimiento
- Vita: de la vida
- Te: para ti

De ésta manera tenemos que Navidad es una palabra que significa “nacimiento de la vida para ti”. O también para simplificar “nacer de nuevo”. Y teniendo en cuenta que el solsticio de invierno ha pasado, y por el contrario de lo que se pueda pensar, el invierno es una estación de muerte, al contrario, es el otoño. El invierno es una estación de quietud, de formación de una nueva vida, de nacimiento, pues toda la vida que la madre naturaleza nos tiene preparado para primavera, es gestada en ésta estación tan misteriosa y fría. En primavera explosiona la vida aletargada, el fruto que ha ido empujando en silencio por la tierra hasta asomarse a la luz del sol.

Es un momento de quietud, de serenar el alma, de darse cuenta de lo que en nuestro interior nace, de aprender de todo lo que el año nos ha deparado. También es momento de despedirse de lo que nos sobra y que curiosamente ejerce una influencia en nosotros que nos impide desprendernos.

Ya sabéis que hace dos años invertí el curso de mi vida, siguiendo mi destino. Un camino lleno de espinas, pero las espinas protegen a las rosas, y las espinas son aprendizajes para llegar a la más bella rosa que es el conocimiento.
Siguiendo con los símiles, las espinas son esas faltas, esos errores en los que fundamentamos nuestro aprendizaje, pues ¿cómo queremos aprender si no nos equivocamos? Y en ese aprendizaje la reflexión es necesaria, el autoconocimiento para seguir la transformación.

Para reflexionar es necesario la ausencia de razón externa. Debe existir la razón interna, la ausencia total de estímulos externos, encontrar el Yo interior o interno, ese que habla en voz baja, que nace del HARA, el lugar de nacimiento de nuestras emociones. Y ahí escuchar, darse cuenta en silencio (pues si no te callas como diantre vas a escucharte). Penetrar en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia, todo aquello que abarca el campo de nuestras posibilidades, siempre fresco, siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es solo una vil repetición de recuerdos gastados convirtiéndonos en víctimas del pasado.

En silencio reflexionamos sobre ello si pretendemos, queremos y deseamos (un deseo sin voluntad es un sueño sin realizar) crecer con humildad. Pues sólo desde la humildad podremos comprender y aceptar. Desde la humildad podremos avanzar en lo desconocido de la incertidumbre, lo que nos deparará no lo sabemos si no salimos a descubrirlo. Y para ello, debemos aprender a practicar el desapego (una de las Leyes Espirituales Universales que dice: para obtener cualquier cosa en el universo físico, debemos de renunciar a nuestro apego a ella, no a la intención), y por contrario que parezca, es sinónimo de confianza.

En cambio, el apego se basa en el temor y la inseguridad. Para lograr la verdadera conciencia de nuestra riqueza interior, debemos de afianzarnos y confiar en la incertidumbre, que es el suelo fértil de la creatividad pura y la libertad.
Así que en silencio, con humildad, asentar el aprendizaje y crecer. Nunca dejar de aprender para nunca dejar de crecer y… comprender.

En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.

Un abrazo


TONI

domingo, 23 de diciembre de 2012

Te deseo...

Mis queridos/as amigos/as:

Una amiga mia me envío éste deseo. Es de Víctor Hugo, que en breve se estrenará una película de una de sus grandes obras: "Los miserables".

Me pareció, y parece, un deseo íntegro, lleno de sabiduría, para el que se lo sepa entender, y personalmente creo, que todos/as aquellos/as que me siguen, son sin lugar a dudas seres inteligentes (uno debe de escribir para los inteligentes, aunque sin menospreciar a los que no lo sean y deseen seerlo).

Aprender es fundamental en la vida, lo hacemos diariamente. Y para poder aprender hay que ser consciente de que el error debe de formar parte de ese aprendizaje: se aprende más de un error que de cien preguntas.

Apropiándome del texto, realmente es lo que os deseo...

Te deseo…

Primero que quieras, y que amando te amen. Y que si no es así, seas breve al olvidar y después de olvidar, no guardes rencor.

Que tengas amigos y, aunque poco sabios, sean nobles y fieles, y que haya al menos uno en quién puedas confiar ciegamente. Y porqué la vida es así, deseo tengas enemigos ni muchos ni pocos, en la medida exacta, porque así te harán cuestionar tus propias certezas. Y que de entre ellos, haya al menos uno que sea justo, para que no te sientas muy seguro.

Que seas útil, pero no insustituible. Y que en los momentos difíciles, cuando no te quede nada más, ésta utilidad te sirva para mantenerte de pie.

Igualmente, deseo que seas tolerante. NO con los que se equivocan poco, porqué es muy fácil, sino con aquellos que se equivocan de manera irremediable, y que haciendo buen uso de tú tolerancia, sirvas de ejemplo a los otros.

Que siendo joven no madures demasiado deprisa, y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que siendo anciano no caigas en la desesperación. Porque cada edad tiene su gozo y su dolor y han de fluir entre nosotros.

Te deseo también que tengas alguien de quién responder, que veas como crece y como madura y que reconozcas tú aportación en su forma de ser y de sentir. En lo bueno, puesto que no hay nada más hermoso que la vida, y en lo malo, porqué te hará sentir tus propias limitaciones más profundas. Y porque seas consciente que, aunque tú no lo quieras creer, y por mucho que intentes evitarlo, hay muchas cosas que se nos escapan de las manos. Por suerte.

Que tengas un poco de tristeza. No todo el año, sino tan solo un día. Pero que éste día te sirva para descubrir que el reír habitual es bueno, que el reír diario es aburrido y que el reír siempre, es malsano.

También que vivas momentos difíciles, aquellos que ponen a prueba nuestra frágil fortaleza, y que te enseñen quién eres y a quién tienes a tú lado. Y que cuando éstos momentos difíciles pasen, porqué tarde o temprano siempre acaban pasando, seas un poco mejor que antes. Y entonces sepas dar a los demás, ayudándolos cuando les lleguen las dificultades.

Que descubras, y con máxima urgencia, que más allá de tú día a día, existen y te rodean seres oprimidos, tratados con injusticia, y personas infelices.

Que acaricies un gato, tires una piedra al río y escuches el silencio del amanecer, porqué serás feliz con poco. También que plantes una semilla, por pequeña que sea, y que la acompañes en su crecimiento, para que descubras de cuántas vidas está hecho un árbol.

También que tengas dinero, porqué es necesario ser práctico. Y que al menos una vez al año los pongas delante de ti y digas: “Esto es mío”, sólo para que quede claro quién es amo de quién.

Que ninguno de tus deseos se muera, pero que si muere uno, puedas llorar sin lamentarte de no haber hecho el máximo posible para cumplirlo. Y levantar la vista y volver a empezar enseguida.

Si todo esto llega a pasarte, no tengo nada más que desearte…


En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.
Un abrazo

TONI

viernes, 14 de diciembre de 2012

Alma de silencio...

Hola amigos/as:

La llamada de este tiempo es una llamada por la paz. No únicamente paz, no sólo de que finalicen los conflictos, sino una llamada para conseguir un profundo estado de calma y tranquilidad, que todas las almas recuerdan como su estado original.

Si queremos conseguir esa paz, primero debemos enseñarnos a nosotros mismos a serenarnos y entonces nos podemos volver pacíficos. Hacerse pacífico significa tomar las riendas de una mente fuera de control y detener los pensamientos dispersos. Una vez que tenemos la atención de la mente, podemos comenzar a persuadirla de que nos lleve al silencio, a un silencio verdadero. No un lugar sin sonido, sino al lugar en el que experimentamos una sensación profunda de paz y una penetrante conciencia de gran bienestar.

No es una mente vacía la que genera este estado de paz. Para entrar en este estado de profundo silencio, debemos entrenar el intelecto en crear pensamientos puros y buenos. Debemos entrenarlo para que se concentre. Nuestros pensamientos de desperdicio nos agobian. Nuestros hábitos de crear demasiados pensamientos y demasiadas palabras agotan el intelecto. Nos tenemos que preguntar: “¿Cómo puedo cultivar el hábito del pensamiento puro?”

¿Quién ansía entrar en el silencio? Soy yo, el ser interior, el alma. A medida que me desapego de mi cuerpo y de las cosas corporales, y me desconecto de las distracciones mundanas, puedo enfocarme hacia dentro, hacia el ser interior. Al igual que un lago perfectamente calmado, cuando todos los susurros del viento se han detenido, el ser interior empieza a brillar, reflejando con serenidad las cualidades intrínsecas del alma. Los sentimientos de paz y de bienestar se expanden a través de mi mente y, junto a ellos, los pensamientos de benevolencia.

Me desprendo de todos los pensamientos de descontento y vuelvo a recordar mi condición más intrínseca y genuina del ser. Recuerdo esta calma interna. Aunque no he estado aquí recientemente, lo recuerdo como mi conciencia más fundamental, y un sentimiento de felicidad y de satisfacción emerge en mi interior. En esta condición experimento que cada alma es mi amiga. También soy mi propio amigo. Permanezco en una calma profunda. Estoy en silencio y completamente en paz.

Este profundo pozo de paz es el estado original del alma. Cuando estoy en este estado, siento un flujo de amor hacia la humanidad y experimento un estado más elevado que lo que normalmente llamaría felicidad, es una condición de dicha.

Cuando esto sucede, experimento la conexión con la energía divina y el flujo del poder de Dios hacia mi ser interior. Cuando el alma y Dios están conectados, hay un poder que me alcanza y después, de forma invisible, alcanza a los demás llevando a cabo la transformación en ellos, en la naturaleza, y en el mundo.

He de entrar profundamente en esa experiencia del estado original del ser, y he de entrar en el silencio, de forma que Dios pueda hacer su trabajo a través de mi, su instrumento.

Bueno amigos/as, hasta aquí llego hoy, mañana más aunque no prometo que vaya a hacerlo mejor pero si a intentarlo.

Un abrazo

TONI