viernes, 25 de julio de 2008

Perdonar...


Hola amigos/as:
12 de Julio, después de una divertida barbacoa con los amigos conocidos por las diferentes partes de ésta maravillosa tierra que nos ofrece la siempre sin par “Piel de Toro”, es decir, España, regresamos al evento de Barcelona.
Antes de entrar hay un momento de preocupación por parte de Mercedes (esposa de Arturo y madre de Marc), ya que Pedro (II de Murcia) y su GPS como de costumbre han vuelto a fallar desde la bella población costera de Arenys de Mar a Barcelona (lo que sucede por salir sin esperar y por querer llegar primero). Marc que va detrás, se supone que debe de conocer el camino, pero que le puedes pedir a un pre-adolescente que se duerme cuando va de paquete. Pues eso, llegan con retraso y todos preocupados, pero al mismo tiempo haciendo burlas sobre la fantástica orientación natural de Pedro (II de Murcia).
Por fín entramos y mientras sorteamos el escenario para ir a uno de los bares para dar buena cuenta de unas cervezas, vislumbro a alguien que me resulta muy familiar. Si queridos amigos/as, es mi hermana acompañada de su futuro marido Louis. Ella al verme sonríe entre sorprendida y como de alegría. Yo le digo a Arturo que iba a mi lado: “Mira, mi hermana”.
Saludo a Louis y a Mª Luisa. Nos acompaña a la carpa. Departimos unas palabras interrumpidas por las lógicas presentaciones de todos mis amigos/as; observo que Arturo me mira con cara de extrañado pues su mujer Mercedes lo somete a un feroz interrogatorio. Mª Luisa y Louis se dirigen al parking para ver la esencia pura de Harley Davidson apoyadas en su caballete. Y es entonces cuando me quedo parado, quieto, pensativo, sentimientos a flor de piel y nostalgia en mi corazón.
No en vano, mi hermana ha sido muy especial para mí hasta que un día de hace ya cinco largos pero breves años, decidió escoger otro camino y dejarnos huérfanos a mi hermano José y a mí.
Silvia, la prima de José Luis, me pregunta qué me pasa, qué no soy persona de reprimir sentimientos y qué si me apetece hacer algo que lo haga, sin mirar atrás. Y eso que ella no sabía nada, supongo que mi cara en esos momentos debería ser el espejo de mi alma: rota y triste pero alegre por lo sucedido.
Lapsos histórico: hacía cinco años que no hablaba con mi hermana, y en ese período de tiempo, las dos únicas veces que la había visto habían sido una en el entierro de mi tía abuela (que no nos dirigió ni la mirada) y en los Juzgados, cuando a petición de “padre” mintió para protegerle a él y su mentira para inculparme de un delito que sabían no había cometido y menos yo.
Me dirijo al parking, miro a derecha e izquierda, mi corazón en un puño. Vuelvo a mirar y no los veo. Entonces cuando decido dar media vuelta, a lo lejos los veo. Camino lento. Sintiendo. Temiendo. Deseando. Ansioso y relajado llego hasta ellos. La nombro, se gira y… La abrazo fuerte, muy fuerte. Lagrimas salen de mis ojos. Huelo su rizado pelo. La sigo abrazando mientras beso su cara, su hombro, su cuello. Sigo abrazándola, oliéndola, transmitiéndole a cada segundo que no pasa nada. Que es mi hermana, que la quiero, que la perdono. Lloro por todo lo sufrido en ese corto pero largos años. El abrazo de quince minutos hace que cinco años perdidos se difuminen en una transmisión de energía del perdón.
“Estás fuerte” me dice, mientras seco mis ojos empañados por la emoción. Mi corazón en ese momento es feliz, yo soy feliz. Puede que no la vuelva a ver nunca más, no lo sé, pero lo que si sé es que sabe que a pesar de todo lo sucedido, avanzar mirando atrás no es avanzar, es caer en el siguiente agujero que el sendero de la vida tenga.
Perdonar (que bonita palabra y que poco utilizamos el verbo en la vida real) es avanzar hacia delante. Personalmente lo había hecho hace tiempo, pero hoy mi sueño se cumplió al materializarlo.
Juntos nos dirigimos hacia el bar. Allí están todos. No hace falta dar explicaciones a los que me conocen y saben de la historia. Mi cara les dice todo lo que han de saber. He de darles las gracias a los que allí estaban del trato que dieron a mi hermana y a Louis, pues por un momento formaron parte de ella y ella de mi nueva familia, la que he escogido.
Desde aquí, humildemente os doy las gracias por vuestra comprensión, apoyo y silencio. No tengo claro si fue el espíritu Harley Davidson o el Espíritu Santo, lo que tengo más que claro es que obra fue de algún espíritu.
Mientras tomábamos unas cervezas y dábamos buena cuenta a unas sencillas pero deseadas tapas, en mi alma la lluvia era de aguas de paz. Mañana será otro día, por hoy las emociones han sido dignas de ser sentidas y vividas.
Gracias otra vez por estar simplemente ahí.
Un abrazo

TONI

2 comentarios:

Patrícia Velloso dijo...

"Perdonar (que bonita palabra y que poco utilizamos el verbo en la vida real) "

Has dicho todo...Estoy muy feliz por ti!Hoy tu puedes decir qué eres un gran hombre,estoy sin palabras...

Besos

SILVIA dijo...

Un OLE en mayusculas para ti. Con tus palabras hoy me has hecho reir y sentirme muy bien.
Un abrazo de oso( k son los mejores)