viernes, 29 de enero de 2010

Respuesta...

Hola amigos/as:
Ya que así me lo has preguntado, y atendiendo a tu pregunta, comentarte que mi pierna cada vez va recuperando más su movilidad. Esa sensación de no sentirla, de salir a la calle con la angustia de que no tienes sensación de rodilla para abajo, esa sensación de que no puedes confiar al apoyar el pie, de que en cualquier momento te va a fallar, que está ahí, pero no la sientes… Cada día va desapareciendo.
Igual que desaparece y se difuminan los colores, quiero decir, del azul al rojo y poco a poco se va degradando hacia abajo.
El tobillo lentamente retoma movilidad, aunque suena como una carraca. El dolor cada vez es menor, aunque en un primer momento parecía algo como para no preocuparse, al día siguiente, bueno a la noche empecé a sentir algo extraño, y fue a la mañana siguiente al levantarme que la pierna me fallaba.
Han sido días de recopilar información y como algo de Educación Física y Rehabilitación, creo que se, pues manos a la obra. No en vano, todas mis recuperaciones siempre me las he realizado yo mismo, sintiendo y escuchando como interactúo con esa parte de mi cuerpo a recuperar.
Coger el coche o la moto para ir a caminar a la playa era toda una aventura y odisea, pero ¿quién dijo miedo? Igual que bajar a la calle para hacer cualquier gestión, ir a comprar o ir al banco o…
Aclarado este punto, cambio de tercio para deciros que el otro día, alguien vino a decirme algo y después me lo vendió como que quería darme un consejo. Hablando de dar consejos y de recibirlos, deciros que un consejo sólo lo es cuando tienes la libertad de seguirlo. Sobre lo de los comentarios, desde hace un tiempo utilizo siempre un proceso de filtros que Sócrates ya universalizó. Este es el siguiente:
“Cuando alguien venga a decirte algo, debes saber que antes debería de pasar por tres preguntas:
1ª Saber si es verdad o cierto lo que vas a comentarme, es decir, ¿si estás seguro de ello?
2ª Lo que vas a decirme es en relación a alguien a quién considero mi amigo o quiero y ¿vas a hablarme mal de él o ella?
3ª Va ser de utilidad en mi vida, es decir, ¿me va a servir de algo?”
Si no supera las tres preguntas, no pierdo el tiempo en seguir la conversación. Si a la primera pregunta no está seguro de lo que va a contarme, puesto que si no sabes si es verdad o no, para qué continuar. Pero aún y así, le doy dos oportunidades más, pues nunca se sabe.
Evidentemente si van a hablarme mal de alguien a quien quiero, yo tengo mi propia opinión sobre esa persona, y entiendo que no todos somos iguales, por lo que también he de observar quién me va a decir algo sobre la persona a quién quiero y si realmente esa persona está acorde con lo que pretende comentarme (o en su caso aconsejarme). Si la respuesta es afirmativa, es decir, va a hablarme mal de alguien que posiblemente no conozca como yo la conozco, para que continuar.
Y el más importante pero no por ello el último, si no me va a servir de nada, para que continuar. Teniendo en cuenta de que no sabes si es verdad o no estás seguro, vas a hablarme mal de alguien a quien quiero, que utilidad puede tener algo así en mi (tú) vida: NINGUNA.
De todas las personas que pueblan este mundo se puede aprender. Se trata de aprender y el saber, queridos/as amigos/as, no ocupa lugar. Para ello, no hay que olvidar de observar quién es la persona que nos comenta o nos aconseja. Lo que sucede es que muchas veces nos dejamos aconsejar o escuchamos cosas de otros que a ciencia cierta no sabemos cuánto de cierto en ello hay, y cometemos el error (o no) de prejuzgar y precondenar a alguien que en cierto modo, no es así o nada tiene que ver con lo que se está diciendo de él (no hay mejor ejemplo que mirar su trayectoria y su camino). Aunque depende de ti que sigas escuchando o decidas cambiar el tema.
Comento esto porqué ayer se celebró una misa funeral por el fallecimiento de mi abuelo, y ahí asistí. Estaban todos, no faltaba nadie, y el que os escribe sentado en la última fila por dos razones: porqué estaba cerca de la puerta (y ayer especialmente me dolía mucho la pierna), la otra, no quería o no deseaba estar al lado de nadie que no quisiera yo (aunque algunos se empeñaron en que ocupase un lugar preferente – que ya lo hice en el funeral y ahí si que fue por voluntad propia -).
Esto me lleva a la conclusión de que hablar (sea para bien o para mal) es gratis. Aunque el daño que causan no. Pero las palabras se las lleva el viento…
Y aprovechando ese viento que sopla, hasta aquí llego hoy, mañana más, no prometo que vaya hacerlo mejor, lo que sería imposible, pero si aseguraros que haga lo que haga, siempre lo haré de la mejor manera que sepa. Un abrazo

TONI

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo de la pierna era de saber siendo como eres, por lo demás, decirte que muy bien Toni, si no te han sabido valorar... El día que sepan lo que vales y eres será demasiado tarde para ellos pero no para ti.
Un beso