viernes, 8 de enero de 2010

Tiempo de romper...

Hola amigos/as:
Es tiempo de romper. Tiempo de romper con el dolor que he tenido estos días, con esa angustia producida por como sucedieron algunos hechos. Por ejemplo el fallecimiento de mi abuelo.
Me explico, el no quererme dejar verlo, el callar que se estaba marchitando, que se estaba yendo, ese silencio para conmigo (principalmente) por parte de todos/as los que algo sabían. Incluso una vez ya se había ido, no entender el porqué de tanta ocultación en no querer que se supiese que esa u otra persona me lo habían dicho.
Ahora entiendo las caras de sorpresa al verme entrar en el Tanatorio, el no querer dejarme estar a solas con mi abuelo, hasta en ese momento tuve que hacer acopio de paz.
Evidentemente que tuve rabia, ira, resentimiento… Sentimientos que conozco muy bien pero que creí desterrados. Y ahí se aposentaron, manifestándose para que actuase conforme a ellos. Solo que esta vez no pensaba que la lucha interna sería tan encarnizada.
Os cuento esto porqué podía haber sacado la espada y arremeter contra todos, y acto seguido quedarme más ancho que largo. Lo único de lo que estaba seguro es que luego, aún habiendo sido Yo, realmente no sería Yo. No soy así, no he dejado salir esa cara, ese Toni que desconocen y que buscan, esta vez tampoco han podido. Por eso puedo decir que el tiempo de romper ya ha llegado.
La mentira (alguien me enseñó que mentir es decir lo contrario a lo que uno siente) que me ha envuelto, no va conmigo. Se olvidan que cuando alguien señala con el dedo acusador, tres dedos de esa misma mano te están señalando a ti. Soy consciente de ese pequeño detalle, de ahí que tenga siempre presente un viejo proverbio: “Sepas elegir a tú enemigo”.
Antes de señalar, procuro ser honesto y honrado conmigo mismo. Si alguien me señala, acepto ser señalado (por motios varios) y veo cuánta razón puede tener en su acusación o desagravio, por lo que reconozco en mi a ese ser humano que intento ser, reconociendo que no soy perfecto, que cometo equivocaciones y que si quiero, puedo enmendarlas.
Una vez reconocido eso en mí, no me merece la pena acusar ni señalar, realmente ¿sirve de algo? La verdad es que no. Es muy fácil dañar, sólo tienes que evitar respetar, ignorando las pocas o muchas virtudes que puedas tener.
Eso es lo que he conseguido, encontrar esa paz en mi interior por la que realmente estos últimos tiempos me he guiado en mi forma de sentir la vida. Y en ello estoy, llegado ese punto de equilibrio en que no albergo sentimiento negativo alguno, afronto esta nueva etapa.
Lo más triste es que todo ha sido producido por dinero, que aún no tienen y no saben si tendrán. Aunque lleguen a tenerlo, olvidan que mi abuelo, a pesar de todo lo que pudo haber sido y hecho, o lo mucho que pude quererlo por las pocas veces que mostró su lado humano, era tan pobre que sólo tenía dinero (como en una ocasión le dije).
Una vez más, daros las gracias por vuestra comprensión. Nos vemos pronto, eso espero, si el clima no me castiga en mi regreso, que por cierto, está complicado.
Un abrazo

TONI

1 comentario:

Sergi Marcén i López dijo...

Amigo mio, no rompas nada, en todo caso, cierra puertas.

Eso si, cierralas ya, sin resentimiento y pensando en todos los buenos momentos que has pasado.