viernes, 13 de abril de 2007

Paseando...

Hola amigos:
Ayer os escribía sobre lo de la implantación de tres idiomas en las escuelas catalanas y de la importancia ya no de llamarse Ernesto, si no de la importancia de hablar perfectamente dos de los tres para acotar la cima del tercer idioma. Pues bien, hoy, un día fantástico de lluvia calabobos que moja y purifica la ciudad bella y maravillosa de Barcelona (supongo que lloverá en más sitios, pero yo estoy en Barcelona… aunque en Gran Bretaña con lo raro que son los británicos ahí a lo mejor no llueve y hace sol, vete tu a saber), he estado paseando y disfrutando aparte de ese paseo y de la lluvia, disfrutaba de mis reflexiones, que no pensaba.
Al pasar por uno de los numerosos parques que me he encontrado en ese maravilloso paseo rumbo a la entidad financiera a la que me dirigía para hacer un ingreso en mi cuenta, me he percatado que había unos operarios de Parques y Jardines de Barcelona, en número de cuatro, pintando un banco (su parte metálica). Cuatro operarios para pintar el metal de un banco, y en el parque había unos quince bancos, pero en vez de ir un operario a cada banco, iban los cuatro de banco en banco. Eso si que es trabajar en equipo y no lo del Fútbol Club Barcelona.
Al pasar por otro parque, he comprobado que no hay nada más inteligente ni más provechoso para el bien de la máquina cortacésped que, precisamente eso, cortar el césped en un día de lluvia. Sin comentarios…
Pues bien, delante de mi paseaban dos señoras (del tipo pera limonera) y comentaban entre ellas algo que me ha llamado la atención y me hizo recordar el escrito de ayer. Y que conste que yo soy de chafardero un perfecto cero a la izquierda (aunque algunos/as podéis pensar que no solo en eso soy un perfecto cero a la izquierda, pero tranquilos, que a mi los que penséis eso me la trae más bien floja y pendulante).
A lo que iba, una de las peras le ha dicho a la otra: “güele a ese verde cortao”…. Y desde que he oído esa frase me he puesto a cavilar. Todos sabemos que la hierba recién cortada tiene un cierto olor característico, que un experto en olores supongo que diría: cierto olor a cítrico, con aromas de canela, una fuerte presencia de agua que deja reminiscencias en nariz y profundidad en boca” (supongo que este además le habrá tocado ese trozo de hierba con regalo extra de excremento de perro).
Vayamos a lo preocupante: a que huele el verde cortado, es está una nueva modalidad de cortado que sirven en los bares o nos estamos encontrando ante una nueva forma de hablar de los catalanes de primera especial (aquellos que además controlan el montillà perfectamente). Yo personalmente me he quedado de piedra y además esbozaba una sonrisa recordando aquello del artículo de ayer, si no hablamos bien ninguno de los dos idiomas, para que insistir en un tercero.
También me he imaginado cuando era niño, en el colegio de curas en la clase de Lengua, cuando el cura Cantamañanas paseando por la tarima con las manos detrás, dictaba frases para su descomposición y posterior estudio morfológico y sintáctico:
“Vamos a ver, Salva a la pizarra. Escriba alto y claro (eso de alto cuando eres un tapón de gaseosa es difícil pero los curas halaban así): Huele a verde cortado… Se gira el cura y comprueba que Salva a escrito correctamente la frase. Bien, regrese al pupitre y a la pizarra sr. Agulló (ya entonces los curas intuían que sería alguien en Hacienda, de ahí el trato de señor). El sr. Agulló subiéndose las gafas y poniéndose bien los pantalones miraba al horizonte como preguntándose, y que hago yo ahora???”… Menos mal que los curas estás frases no las decían, si no como hablaríamos ahora nosotros.
En fin amigos, reflexionad sobre lo de ayer y sobre lo de hoy, estamos ante una nueva versión del castellano más simple y deseando que Quevedo no levante la cabeza, porque si lo hace, seguro que no consiente que Cervantes ni Lope de Vega lo vean.
Un abrazo
TONI

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