viernes, 13 de agosto de 2010

Viernes y 13... ¿Mito o realidad?: ambas

Hola amigos/as:

Hoy estamos de aniversario, aunque no en el mes exacto pero si en el día y número. Y eso es lo que hoy me lleva hasta vosotros. Hoy es simplemente Viernes y encima 13. Ésta fecha va relacionada con el imaginario de las supersticiones, con películas de terror y la conmemoración de algo que pasó hace ya unos cuántos cientos de años. Esa conmemoración no es otra que la desaparición de los Templarios hace exactamente 703 años, que ahí es nada y se dice muy pronto, pero eso es lo que ha pasado. Así que estamos de cumpleaños o de aniversario, lo de triste o feliz, ahí es cosa de cada uno (igual que lo de las supersticiones y la buena o la mala suerte – que sigo creyendo que ambas se las busca y trabaja cada uno en su día a día -).

El viernes 13 pero de Octubre y del año 1307, el Gran Maestre de la Orden del Temple o más conocidos por los Templarios, Jacques de Molay y 138 hermanos (no de familia sino de Orden), fueron detenidos por orden del Rey de Francia Felipe el “Hermoso” (que según dicen era más feo que un pecado), dando comienzo a una maldición (que predijo mientras ardía en la hoguera) que aún hoy perdura y, a una de las leyendas más fascinantes e interesantes de nuestra historia.

Los monjes-guerreros (como también se les conocía), eran propietarios de castillos, tierras y monasterios por toda Europa y Tierra Santa y convertidos en los banqueros más fiables de la Edad Media, fueron desposeídos de sus bienes, humillados, torturados y finalmente ajusticiados con la complicidad que tenía el susodicho Felipe el “Hermoso” y el papa Clemente V, pues su poder era grande a pesar de la ayuda prestada.

Molay y sus lugartenientes, sorprendidos a traición cuando regresaban de los funerales de la cuñada del rey, la condesa de Valois, pasarían casi siete años en prisión antes de ser quemados en la hoguera por herejes. La Torre del Homenaje en el Castillo de Chinon, desde donde se otea el río Vienne, fue la prisión y el escenario de un proceso judicial que aún sigue abierto para los historiadores.

En Chinon, sometido en la actualidad a una completa reconstrucción, los templarios aguardaron inútilmente a que el Papa de Avignon les salvara de las acusaciones formuladas por el rey de Francia, aliado en este caso del Papa, que por aquel entonces tenía su corte en Francia, fue años mas tarde cuando se trasladaron a Italia, más en concreto a Roma y ahí en la conocida hoy como ciudad del Vaticano, formando a ser una ciudad – estado (como la antigua Roma, capital del Imperio romano).

Ritos obscenos de iniciación, sodomía, adoración a un gato, escupir a la imagen de Cristo... fueron algunos de los cargos presentados contra los templarios y que muchos de ellos reconocieron tras ser torturados, supongo que muchos no aguantarían el dolor del tipo de torturas que en aquella época deberían de practicarse, aunque las de hoy en día tampoco distan mucho de las de entonces, la salvedad es que ahora con los adelantos médicos, te pueden torturar durante más tiempo, siendo igual de salvajes éstas que entonces.

La Iglesia, que no veía con buenos ojos la persecución desatada por el rey francés y conocía los "recursos" utilizados para que los reos se autoinculparan, exigió que a los templarios se les permitiera defenderse, para salvar un poco así a la temida “Santa Inquisición” (que de Santa tenía bien poco, vamos, sólo el nombre de Santa). Y de paso la Iglesia, si algo salía mal siempre podrái decir que ellos estubieron en contra y fueron los que els permitieron el poder tener un juicio justo (si es que de tontos no tienen un pelo - por eso se afeitaban la cabeza -).

Los sucesivos procesos judiciales canónicos y civiles, como el llevado a cabo en Chinon por una comisión papal de tres cardenales, no sirvieron para exonerar a los Caballeros, que dejaron en las paredes de su mazmorra unas inquietantes inscripciones, conocidas como los "grafiti de Chinon", donde aparece buena parte de la simbología templaria.

Los interrogatorios papales a los templarios en este castillo dieron como resultado su absolución por el Papa Clemente, con lo que acogía nuevamente a los templarios bajo el manto de la Iglesia. Sin embargo, ésta absolución papal no convenció a Felipe el Hermoso, que consiguió en 1312 que el Concilio de Vienne decretara en la práctica la disolución de la orden. Volvieron los interrogatorios, las confesiones bajo tortura, las retractaciones, los concilios y las bulas papales hasta que, finalmente, Molay y los suyos terminaron encerrados en la Casa del Temple, en París, dejados a la suerte de Felipe IV y de su valido Guillermo de Nogaret.

Tras ser enjuiciados en Notredamme por una nueva comisión Papal y condenados a cadena perpetua, Molay y Godofredo de Charnay, comendador de Normandía, se retractaron de sus confesiones de culpabilidad y, por ello, fueron conducidos a la hoguera, el 18 de marzo de 1314. En la pira instalada en la Isla de los Judíos, en el río Sena, mientras las llamas abrasaban su piel, Molay lanzó su maldición a quienes les habían conducido al cadalso: en menos de un año se someterían a su propio Juicio Final.

Y así fue: el Papa de Aviñón murió un mes y dos días después de las ejecuciones, Nogaret en mayo y Felipe IV cayó desplomado el 29 de noviembre cuando cazaba por los bosques de Fontainebleau, a sólo ocho meses de la muerte de Molay. Su dinastía, la de los Capeto, desaparecería catorce años después.

Decenas de templarios fueron ejecutados en Francia entre 1307 y 1314, pero la persecución, a pesar de los deseos franceses, fue menor en España, Inglaterra, Italia o Alemania debido a la oposición de sus monarcas y a que fueron rechazados los cargos.

Los innumerables bienes del Temple, eso sí, fueron confiscados en toda Europa y entregados a la Orden del Hospital de San Juan por expresa orden del Papa, salvo en la península ibérica (ya eramos diferentes entonces, así que nos viene de lejos), donde surgieron nuevas órdenes militares que asumirían la herencia templaria, como las de Montesa y los Caballeros de Cristo.

La fortaleza de Chinon (actualmente en obras de reconstrucción), esta llena de referencias a Juana de Arco y Ricardo Corazón de León, el arquitecto jefe encargado de las obras, Arnaud de Saint-Jouan (curiosamente apellidado San Juan, una más de esas coincidencias templarias que tanto nos y me fascinan), defiende el derecho a reconstruir el castillo frente a quienes prefieren dejar las ruinas al desnudo, y a mi parecer, deberían de reconstruirlo fielmente, así podríamos verlo y tal vez, hacernos una ligera idea de cómo vivían entonces, aunque la propia imaginación será quién lo haga. .

Entre los andamios que cubren hoy el Donjon du Coudray (la Torre del Homenaje), los templarios aguardan su absolución final de uno de los juicios más ignominiosos de la historia. La Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo, que asegura ser la heredera de los míticos templarios, ha presentado una demanda contra el Papa, al que exigen la rehabilitación de la orden, suspendida por Clemente V en 1307, así como el reconocimiento de sus bienes incautados, valorados en 100.000 millones de euros de 2008.

La demanda, interpuesta en los Juzgados de Madrid contra el Santo Padre por vía de la Nunciatura Apostólica en España, solicita la revisión del proceso que terminó con la suspensión de la orden templaria hace ya 700 años.

La denuncia, formulada en contra de la persona física del Papa Benedicto XVI como sucesor de Clemente V, y no como jefe del Estado del Vaticano, deja claro que los actuales templarios no desean la restitución patrimonial de lo expoliado en el siglo XIV, que alcanzaría actualmente los 100.000 millones de euros.

La Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo, legalmente inscrita en el registro de asociaciones, los templarios tenían censados 9.000 propiedades en toda Europa, sin contar los derechos sobre tierras, pastos, molinos y derechos portuarios, incluidos barcos de transporte y de guerra.

En el siglo XIV los templarios, que contaban con más de 15.000 caballeros en toda Europa, tenían propiedades en España, Francia, Inglaterra, Portugal, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y Polonia.

Y es desde ese viernes, que la tradición profetiza la mala suerte y dentro de la iconografía mental del pobre ser humano, ideamos cosas y situaciones nefastas, en vez de proyectar situaciones más placenteras. El resto se lo dejmos a los productores y directores de cine con sus películas de terror, que aún hoy en día me pregunto (y sin tener nada en contra sobre los gustos cinéfilos de nadie), que tienen ese tipo de películas.

Bueno amigos/as, hasta aquí llego hoy, mañana más aunque no prometo que lo vaya a hacer mejor, pues sería imposible, pero si afirmaros que haga lo que haga, lo haré de la mejor manera posible.

Un abrazo

TONI

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