lunes, 8 de febrero de 2010

Fin de semana...

Hola amigos/as:
Este pasado fin de semana ha sido del todo interesante por diversos motivos. El otro día os comenté la extraña coincidencia de un pariente mio que aseguraba haberme visto y en realidad, en ese preciso instante yo no era. Pues el sábado, mientras paseaba por la Feria Medieval de Esparraguera, resulta ser que me encuentro con un amigo y me comenta lo mismo pero en este caso no era el miércoles, sino el viernes.
La suerte fue que con quien paseaba (ranqueando aún con la pierna), le dijo que a esa hora precisa yo no estaba ahí por la sencilla razón de que estábamos juntos. Así que ni corto ni perezoso y ante la incredulidad de que en una semana he sido visto en dos lugares que ni tan siquiera he estado, le pregunto que ha que distancia me había o aseguraba haberme visto: entre 50 y 100 metros me dice. Evidentemente de noche, sin mucha luz y a esa distancia lo único que puede distinguir es una silueta, pero ni tan siquiera puede o se puede distinguir un rostro y una persona. Como mucho puede distinguir algo similar a mi propia persona.
Este tipo de confusiones y más dos en una misma semana me llevan a la conclusión de que las personas hacemos demasiado caso a lo que vemos de lejos, y obviamos lo que de cerca podemos ver, prestando más atención a algo que ni tan siquiera es. Pero bueno, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver o ve lo que no es, la imaginación puede ser muy buena para según que cosas y muy mala para según que otras.
Cambiando de tercio, el fin de semana ha sido algo maravilloso. Empezando por las vivencias de la semana (extrañas pero interesantes) y el hecho de volver a sentir emociones que parecían olvidadas.
Me olvidé del cuaderno en la escuela de la vida, y ahora si, ahora voy con un lápiz y libreta tomando notas y callando a veces lo que es mejor no decir. Las olas de ese mar que demasiados naufragios tenía ya, no quiere albergar un nuevo barco hundido, así que ante mi se abre un nuevo océano, un lugar dónde al mirar por lo vivido sea bonito de rememorar. El otro mar es historia en mi vida y definitivamente está perdido en un lugar que sólo yo se dónde lo he dejado. Pero no para volver a él, ni mucho menos, fue una etapa vivida anterior a esta última y simplemente, en mi vida ya no tiene cabida ni sentido. Una vez probado el sabor de la miel, ¿quién quiere hiel?
Lo que tengo es lo que soy, y eso lo mantengo a base de amor y fe, se lo que desea mi corazón y a ello me dirijo, con amor, fe y sobretodo, ganas. Así que ahora más que nunca, el nuevo océano por desconocido que me parezca, del todo me apetece navegar por él.
Mi mayor tesoro se encuentra en mi corazón y no en un cajón, lo he sabido siempre y aunque parecía haberlo olvidado, me alegra saber habido encontrarlo. De ahí que me sienta libre por sentir lo que mi corazón desea, independientemente de la opinión de los demás, puesto que al fin y al cabo, los demás de mí saben lo que digo, NUNCA lo que siento verdaderamente, que aparece en la intimidad, cuando uno está consigo mismo, y ese si que es el auténtico sentir de uno mismo.
De mis recuerdos surgen brisas que tengo bordadas no a fuego, puesto que duele, están bordadas como fueron sentidas. Se que tengo mucho que dar y aún he de seguir buscando para encontrar (o no), algunas puertas se han cerrado y otras simplemente se abren. Dicen que eso es la vida, pero no. La vida no es eso, eso es lo que nosotros queremos que sea (por desgracia). La vida y sus normas son otras, sucede que nosotros interpretamos a conveniencia lo que queremos o lo que nos dicen que es mejor, pero algo tengo claro, la vida tiene otras normas. Las verdades que nunca se olvidan son las mentiras que nos decimos a nosotros mismos para olvidar las verdades que duelen.
Y a pesar de lo escrito, el fin de semana ha sido muy gratificante. El sol ha brillado, el mar en calma, el viento en la cara mientras al cerrar los ojos el susurro de los árboles me hacía sonreír ante lo sencillo que puede ser algo tan simple como estar sentado en algún lugar sin tan siquiera saber dónde.
Bueno amigos/as, hasta aquí llego hoy, mañana más, mejor será del todo imposible, pero si que haga lo que haga lo haré lo mejor que sepa.
Un abrazo

TONI

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bonito el artículo,

me alegra mucho ver que poco a poco estás saliendo a flote después del último naufragio. Es cierto que no he tenido el contacto suficiente contigo como para conocerte, pero me basta con lo poco que te conozco para saber que eres una buena persona y desde luego te mereces ser feliz, así que tu sigue adelante persiguiendo tus sueños y sobre todo siendo tu mismo, el autentico Toni, ese con el cuál has convivido durante 42 años y al que solo tu conoces en su totalidad.

Un abrazo
Que tengas un buen día.