domingo, 1 de junio de 2008

Sevilla - Barcelona de un tirón...


Hola amigos/as:
Está lloviendo en la Costa Brava, pero ese domingo en que Arturo y un servidor regresaban a sus respectivos hogares desde la siempre maravillosa ciudad de Hispalis, lucía un sol espectacular.
Durante el desayuno no había una despedida unánime, era un “hasta pronto”, “nos vemos por Barcelona en Julio”, “a ver si nos vemos en el próximo”, “un placer haberos conocido”, “cuidarse y viajad con prudencia” (en principio nosotros viajamos solos, así que a la tal prudencia iría con otros), y siempre con una sonrisa en la cara e el momento de fundirnos en un abrazo.
Justo antes de salir, y encontrándonos en la puerta del hotel, vemos a José Luis, bueno algo parecido a él. Se siente joven de espíritu, pues aunque tiene una edad que lo hace merecedor del título “madurito apetecible”, mi querido amigo, no pesan los kilos, te pesan los años y lo que no son los años… A lo que iba, pues eso, que en principio va a desayunar y con la calma se regresa, que intentará cogernos para rodar juntos aunque sean unos metros y, si no es factible, pues que nos las veremos por Barcelona.
La ruta de regreso es simple: Córdoba – Montoro – Ciudad Real – Manzanares – Villarobledo – Tomelloso – Valencia – Castellón – Barcelona – Arenys de Mar. Y así se la he recomendado a todo aquel que ha querido saberla y escucharla. Para mí regresar todo por autovía se me hacía, se nos hacía del todo aburrida. De ahí el tomar la N-420 hasta Ciudad Real, los paisajes son maravillosos y como no llevamos prisa, haremos fotos. La intención es dormir a unos 300km del hogar.
Salimos y empezaos el regreso. Hacemos una parada en Cardeña, un pueblo muy bonito de casas blancas y campanario enorme que admiramos desde la terraza de un bar en la plaza del mismo pueblo. Las gentes al pasar observan nuestros hierros y nos saludan. Bendita educación.
Proseguimos viaje admirando el paisaje al ritmo pausado y armónico de nuestros hierros. Fotos por aquí y fotos por allá. En el camino una cruz de piedra recuerda a un fusilado por las hordas rojas en la desgraciada guerra fraticida española. Proseguimos y empieza a llover.


Una, dos, tres gasolineras con restaurantes cerrados. Es hora de comer y el ruido del estómago se confunde ya con el del motor. Oteo entonces un restaurante de paredes violetas, dos coches, luz en el interior y de nombre “Las Virtudes”, estamos en la N-310 a la altura del kilómetro 73. Entro y pregunto si dan de comer, responden afirmativamente la camarera (que es uniceja vertical y frontalmente hablando, con unos dientes amarillos y simpatía desbordante) y la que parece ser la encargada (nos recuerda a la madre soltera de Chuki). Es del todo surrealista, como luego nos confirma José Luis, que ha venido con cierta prisa y mientras comíamos esperábamos su llegada para rodar juntos.
Son las 16’00h y estamos a 300km de Valencia. Arturo plantea el regresar en el mismo día. Puede hacerse, aunque el tiempo amenaza lluvia, mediremos nuestras fuerzas al llegar a Valencia.
Ya solo faltan unos 330km para llegar, llueve y el Arco Iris cruza el paisaje. Deciden parar para fotografiarlo en medio de la autovía, en bajada, con camiones y ahí estamos nosotros, hijos pecaminosos y temerosos de Dios haciendo el gilipollas fotografiando el Arco Iris.


Bromas sobre el aspecto que la bolsa de basura que llevo para proteger mi maleta ha adquirido: es de caimán negro del Ebro. Graciosos son los bellos infantes, me estoy refiriendo a Arturo y José Luis, que en un principio se quedaba en Uriel, luego en Castellón para acabar llegando a su casa de Castelldefels con nosotros. Eso sí, recordándonos a cada parada que era una animalada, que estábamos como cabras, que el siempre hace apología de que no más de 500km; y resulta que se viene con nosotros y encima descubro días mas tarde que era la segunda animalada así que hacía en su vida, (pues de otras animaladas cometidas por el angelito prefiero no saberlas).
Para concluir, llegamos 13 horas después de haber salido a nuestros respectivos hogares, sanos y salvos. Cansados pero satisfechos de haber llegado y encima haber realizado una proeza (salvajada o animalada dirán otros) de ese tipo, en moto, con lluvia más de la mitad del camino.
Amigos y amigas, el viaje se hizo con tranquilidad, sin prisas, disfrutando de los bellos paisajes españoles y los caros peajes catalanes.
Lástima que termino, el festival de hoy, pronto volveremos con más aventuras, diversión y otro tipo de anécdotas. Pero eso será a partir de mañana, hasta entonces, y no prometiendo hacerlo mejor pero si intentarlo, recibid un abrazo.

TONI

1 comentario:

jose luis dijo...

Hola tio, siento no haberte escito antes, pero se me acumula la la faena, rodar, atender al herido, divertirme, escribir..... bueno imaginate y además acordarme de todos, tus escritos me hacen sonrreir.
Un abrazo.