Hola amigos/as:
Segundo día, el sol parece ser que va ser nuestro compañero de ruta. Hoy la ruta es simplemente maravillosa: 300km de curvas hasta llegar a Cáceres.
Parecemos una procesión de zombis, a alguno no le debe de haber sentado nada bien el paseíto de la tarde o los poleos mentas de la noche, en fin, que cada perrito se lama su capotito…
Nos ponemos en marcha, alimentamos de virginal líquido los depósitos de nuestros hierros para que puedan rugir sus motores por el magnífico recorrido de curvas que nos espera. Empieza el festival. Derecha, izquierda, otra vez izquierda, derecha y entre los bosques de eucaliptus y encinas, rugiendo vamos. AIHOOOOOOOOO AIHOOOOOOOO
Petan los tubos de escape al entrar en las sucesivas curvas a escape libre. Mientras no para de sonar el piano de Supertramp (José Luis) y la Banda de Cornetas y Tambores (Arturo).
Primera parada y primera sorpresa, somos buenos y hemos llegado antes de lo previsto. Nada que en un rincón dónde nuestro Señor predicó el bien sobre el mal y un excelente servicio (para orinar) no pueda solucionar, amén del camarero que anda más perdido que José Luis en la misa del Gallo; o un cura en un prostíbulo; o una cabra en un garaje; o... Tomad la que mas os satisfaga.
Antes de ir a comer se hacen dos grupos: los amantes del riesgo, la velocidad y de probar los hierros adquiridos; y el de aquellos que amamos el pasear plácida y tranquilamente por los bosques, disfrutando a cada centímetro recorrido.
Al llegar nos enteramos que Víctor ha tomado el mando, ha depuesto del liderazgo a Pedro y después de múltiples bromas (a Pedro – antes el Correcaminos, de aquí en adelante el Coyote -) y aplausos (a Víctor: el nuevo Correcaminos sin permiso de Pedro), solo me queda decirte una cosa: Pedro, amigo mio, ésta broma será para SIEMPRE, igual que lo de Arturo y su maravilloso GPS, o acaso te has olvidado de por dónde nos llevó yendo a Coreses?????
En fin, comemos, más bromas y partimos. Estamos a 30km de España y 100km de Cáceres. Nos adentramos por el Parque Natural del Tejo, un encinar verdaderamente hermoso, el silencio se rompe por el ruido fantástico de nuestros tubos de escape.
El momento majestuoso llega cuando pasamos por el puente que el Emperador romano Trajano mandó construir por estos lares, cuando sus reales posaderas gobernaban el mundo civilizado. Un puente majestuoso sin lugar a dudas de ningún tipo.
Pernoctaremos en otro antiguo palacio, es más Cáceres está lleno de palacios rehabilitados, un impresionante casco histórico y en todas sus Iglesias, las cigüeñas anidan.
Arturo y un servidor, antes de cenar en el Restaurante “El Puchero” paseamos recreando nuestra vista en los bellos edificios y sus bellas mujeres, todas ellas llenas de unas curvas más preciosas que por las que acabamos de llegar.
Al encontrarnos con los amigos (Pedro, Fernando, José Luis) nos tomamos unas cervezas en la terraza de la plaza Mayor, risas y más risas, aplausos a las bellas damas y a algún grupo de guapos mancebos (para reírnos aún más).
La cena es exquisita, las risas embriagan nuestra mesa y entonces llega el momento de los noctámbulos. Algunos, los responsables padres de familia, van a dormir pronto; los solteros nos vamos a bailar: Cáceres promete.
Después de algún trago, y sabedor de que la etapa del día siguiente me llevará a Hispalis, decido retirarme a mis aposentos. Todo buen jinete y guerrero sabe retirase a tiempo.
En fin amigos/as, hasta mañana… Y me ha comentado un miembro (persona física y no parte pendulante del cuerpo de un hombre) que mañana hay mas curvas… Fenomenal…
Un abrazo
TONI
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