domingo, 23 de octubre de 2011

Otoño...


Mis queridos/as amigos/as:

Hace días que pensaba precisamente en éste artículo, la causa de no publicarlo, bien sencilla, aún hacía tiempo de verano, es decir, calor (mucho calor para las fechas – hay algo que en la preservación de la naturaleza estamos haciendo mal pues las estaciones se alargan o acortan y los tiempos andan cambiados -).

El otoño, que entró el pasado 21 de Septiembre, es la estación de la introversión. Ésta se manifiesta con cambios. Cambios que en la observación de la naturaleza, podemos ver bellos y vivos colores, el verde poco a poco va desapareciendo, dando paso a los diferentes tonos de amarillo, naranja (aunque para mi todo son variantes del marrón – a ver quién se come éste -). La naturaleza se prepara para el cambio. Y nosotros, los seres humanos (que también lo somos), debemos de adaptarnos y aceptar el cambio de estación y la esencia que ella nos trae.

¿Qué cuál es esa esencia? Sencillo, la Primavera es una explosión a la vida que queda consumada en el Verano. El Otoño pues es el cambio hacia dentro, hacia la interiorización que se consuma con la llegada del Invierno (próximo 21 de Diciembre –las estaciones van de trimestre en trimestre -).

En éste estación, todo lo de fuera se cae y lo importante se encuentra dentro, en lo interior. Para que nos entendamos, las verduras y hortalizas de l época se encuentran dentro de la tierra, los árboles se quedan sin hojas y toda la esencia de vida, la concentración de los beneficios de las plantas se pasa a la raíz. Y es ahí, dónde deberíamos de hacer lo mismito. Lo que sucede es en los seres humanos precisamente lo contrario.

La sociedad actual nos obliga de alguna manera a vivir de puertas afuera y nos olvidamos de la pureza y riqueza que tenemos dentro de cada uno de nosotros. Y ahora que el tiempo empieza a no acompañar tanta vida al exterior, deberíamos de aprovecharla para hacer eso precisamente, lo que la naturaleza nos enseña y no queremos hacer: interiorizar para enriquecernos y ser mejores, de ésta manera poder beneficiarnos y por extensión, beneficiar.

Y claro, es que nuestro cuerpo está deshabitado de nosotros mismos, vivimos huyendo de nosotros mismos, nos cuesta estar solos. Y ¿por qué? También es sencilla la respuesta: o nos tenemos miedo o nos despreciamos pues carecemos de autoestima suficiente o, ésta es inexistente.

Pero claro, la sociedad marca sus normas y si no las seguimos, corremos el riesgo de ser unos inadaptados. Que difícil equilibrio mantener el mundo interior y exterior parejo. Y querido amigo, vivir es sencilla y simplemente el arte de equilibrarlos para lograr un mejor evolución personal (y aquí entra la fuerza de voluntad – que aunque pueda parecer fácil no lo es en absoluto -).

No perderemos nuestra identidad externa porqué deseemos conocer nuestra identidad interna y, ahora es un buen momento. Cada uno de nosotros en su esencia (y en su ADN) es único, lo que nos hace verdaderamente excepcionales y maravillosos.
Y ¿cómo diantre se hace eso? Sencillo también, basta con escuchar nuestro cuerpo, lo que nos dice, como nos habla. Haciéndolo, llegaremos a conocernos mejor y esto, nos llevará a ser mejores con nosotros mismos y por extensión, con los demás. Merece la pena escucharnos, aparte de ayudar a evolucionar, mejora también nuestra salud física, psíquica y emocional. Si aprendemos a comunicarnos con nosotros mismos, también aprenderemos a comunicarnos con los demás. Si aprendemos a escucharnos, también aprenderemos a escuchar lo que nos dicen.

Probadlo, es gratis. No se pierde nada, pero probar no es desistir a la primera de cambio. Dentro de cada uno de nosotros se esconde la persona más maravillosa del mundo. Atrévete a conocerla.

En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.

Un abrazo

TONI

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Toni,
hacía mucho tiempo que no te escribía, pero el texto de hoy me ha parecido sencillamente excelente, con más razón que un santo, eso y a pesar de ser apóstata....
La visión de los sentimientos con el curso de la naturaleza me ha parecido una reflexión tan perfecta y en cambio tan simple que me has hecho ver como siempre las simples cosas, por los avatares de qué se yo, siempre las olvidamos.
Bueno ojalá está época de recogimiento y reflexión nos dejes mas textos que nos inviten a la reflexión.
Gracias de nuevo, esta vez no desde Korea sino desde Alemania...
saludos,
Daniel