martes, 18 de mayo de 2010

Revisando las verdades (1)...

Hola amigos/as:

Todos tenemos una personalidad, una coraza que no quiere asumir el riesgo de ser lastimada, y por lo tanto se cierra. Me explico: establecemos nuestra personalidad de niños en base al amor que deseamos recibir de los padres, si vemos que captamos su atención mostrando debilidad, así será; si vemos que se sienten orgullosos viendo que podemos ser independientes, planificaré una personalidad fuerte, diciéndome que puedo yo solo o que no necesito ayuda.
Esta personalidad nos sirve para funcionar y lograr que nos quieran. Creamos una máscara y nos identificamos con ella, olvidando quién somos realmente y de lo que verdaderamente queremos.
Toda relación íntima en la que podamos abrirnos y lograr una entrega es de las cosas más gratificantes que podamos conseguir en esta vida. En ella buscamos contacto, amor e intimidad, ya que son las situaciones que mas nos enriquecen, las que nos hacen sentir vivos, nos llenan de fuerza y de ganas.
La paradoja o el problema empieza cuando nos damos cuenta de que, al mismo tiempo, estas relaciones son justamente las que nos provocan mayor sufrimiento y mayor dolor. Y esto sucede porque cuando nos abrimos al amor, al encuentro, nos exponemos también a sufrir y sentir dolor, porque creemos que si nos abrimos a una persona le puede conceder el nefasto honor de herirnos.
Amor e intimidad sólo pueden darse cuando nos abrimos a alguien, lo que es imposible si estamos con la armadura puesta, encerrados en nuestro castillo o escondidos en nuestra estructura. No se trata de descartar la personalidad de nadie, si no que a través de ella llegar al otro. De ahí que muchas veces, se resuelva evitando el sufrimiento, impidiéndonos el amor y privándonos del encuentro íntimo con el ser amado.
En el intento de decir no al dolor decimos no al amor. Y lo que es peor, nos decimos que no a nosotros mismos.
Enamorarnos, nos lleva a abrirnos, de ahí que sea maravilloso, puesto que elimina las máscaras y nos mostramos tal cual realmente somos. Vamos representando papeles, funcionando como robots y de repente se produce el milagro… Nos quitamos la máscara y regalamos nuestra presencia a aquel del que nos enamoramos.
Desgraciadamente no dura mucho. Antes o después aparecen nuestros miedos, nuestros obstáculos, las tendencias, las defensas y entonces creemos que ante esa debilidad, el otro huirá, cuando en realidad no es así. El único camino para superarlos es estar allí con ellos y no negarlos. Nos sentimos a gusto dentro de nuestra coraza, nos protegemos de nuestros sentimientos incómodos aprendiendo a no sentir, a desconectarnos de nuestras necesidades, y las defensas se convierten en una identidad que nos separa de lo que sentimos y nos impide amar.
Si puedo abrirme y mostrar mi dolor frente a cualquier problema, me estoy mostrando, estoy en contacto y es reconfortante. El camino de una pareja es hacerlo juntos con amor.
Debemos dar la oportunidad al otro de que es lo que queremos, de nuestras interioridades y de enmendar los errores cometidos…
Buscar fuera es más fácil que buscar dentro, puesto que dentro es saber lo que realmente queremos y fuera, pues es eso, fuera. Así que aunque cambiemos de pareja, mas tarde o temprano nos daremos cuenta de que lo único que cambia es la apariencia física del interlocutor, pero los problemas seguirán siendo los mismos.

Hasta aquí llego hoy, mañana más, lo que no prometo es que vaya a hacerlo mejor pero si que lo intentaré, pues haga lo que haga, siempre procuraré hacerlo lo mejor que sepa.

Un abrazo

TONI

No hay comentarios: