viernes, 22 de junio de 2007

Solsticio de verano...

Hola amigos:
Hay que ver lo que Diógenes y su síndrome ha causado en mis lectoras. La verdad, no sabía que fueran tantas y que todas se hayan sentido identificadas. En primer lugar, si puse lo de identificada, era en clara referencia a un plural: “identificada” en referencia a la persona, sin distinción de sexos, religión, edad y condición sexual (como reza en un artículo de la Constitución, y que también reza que todos somos iguales ante la ley, pues aquí, sin menospreciar a la Constitución y creerme superior a ella – más que nada para no herir susceptibilidades, que la luna de San Juan parece ser que las hiere – lo que intentaba era unificar criterios). En fin, para gustos los colores.
Además, de las diferentes lecturas hay una coincidencia común, y no se refiere a la higiene ni nada que vaya encaminado por ahí. También reconozco mi arte de culpa al no hacer mas extensos los artículos y a veces se quedan cosas por explicar. El síndrome de Diógenes, aparte de manifestarse por vivir austeramente, es por la acumulación de cosas innecesarias, y ahí es donde ninguna de ellas ha logrado sentirse identificado, ni de ellos (que alguno también hay).
Os habéis parado a pensar y ver la cantidad de cosas innecesarias que acumulamos. Con el tiempo, se acaban convirtiendo en cosas inútiles que por nostalgia, “es que hace tanto tiempo que la tengo que ahora me da pena desprenderme de ello” nos convertimos por mucha higiene personal que tengamos en meros acumuladores de cosas inútiles.
Pero tranquilos/as, en la sociedad consumista a la que nos hemos abocado, esta situación es normal, pues vamos limpios, aseados y aparentemente tenemos una vida social (de puertas afuera que al fin y al cabo nos importa el que dirán, deberíamos de escuchar esa canción de Rápale titulada: “Digan lo que digan”, o una de Alaska: “Y a quién le importa”) bastante, digámosle sana, próspera, feliz y llena de cosas que nos hacen estar bien. Si realmente es así, me alegro por vosotros.
Aprovechando que es San Juan y en mi empeño por rescatar tradiciones, deciros que lo del fuego purificador es algo que nada tiene que ver con lo que nos han dicho (y espero no descubrir que detrás de este nuevo plagio de la tradición haya un judío). El fuego purificador es el de Cuaresma, el fuego de San Juan tiene más que ver con lo festivo y vital (de vida), pues antiguamente se hacían hogueras para que el cielo acelerase el crecimiento de las cosechas y recoger buenos frutos. Lo de la coca, el hecho de comer coca para esa noche, y el hecho de que sean redondas, tiene que ver con una reminiscencia de ritos solares, de ahí su forma redonda y con un agujero en el medio (mira tú como los Donuts) que recuerda a los discos solares.
La noche de San Juan, se celebra el solsticio de verano, que viene a decir que es cuando la naturaleza está en su máximo esplendor y en el que los cuatro elementos clave (agua, fuego, tierra y aire) tienen mas virtudes y pueden incidir en nuestra vida, debido principalmente a que es la noche mas corta y el sol se encuentra en lo mas alto.
Por exigencias del calendario Gregoriano, actualmente la noche del solsticio no siempre coincide con la noche de San Juan, pero una fiesta es una fiesta, y aquí en España (si, en España) de eso sabemos mas que nadie (de hecho la siesta es un invento español, le duela a quien le duela y le pese a quien le pese) y caso extraño, la celebramos siempre el mismo día (riete de lo estructurado de los alemanes y la puntualidad flemática británica) aunque sea de manera inconsciente.
La tradición de hacer hogueras y de bailar alrededor de ella (imitando a los indios americanos) es una imitación de los planetas girando alrededor del sol y con ello atraer a los duendes buenos, hacer crecer a los vegetales y espantar a los duendes cabroncetes. Lo del baile sigue siendo costumbre de esta noche mágica, aunque sea de manera diferente.
Otro aspecto tradicional, como lo de los poderes curativos del agua (arrojar una brasa a los pozos para purificarla y que esas cenizas tenían la capacidad de curar las enfermedades de la piel, evitar la sudoración de las manos…), las plantas, la magia o la mitología, se han ido desvaneciendo por la adopción de nuevas costumbres.
Pero volvamos al fuego, el hecho de hacer fuego es `para rendir tributo al sol, que celebraban los paganos y las civilizaciones antiguas (y de ahí provenimos, no por lo de paganos, pues aquí si podemos irnos de fiesta sin pagar, mejor es la fiesta) y se encendían hogueras para alargar la luz desde la puesta del astro rey hasta el amanecer. El salto de la hoguera era para purificarse y se acercaban los niños para prevenirlos de cualquier mal, pues la luz hacía que los iluminasen, así las hordas del maligno a la luz no atacan.
El quemar objetos viejos en la hoguera tenía como simbología la regeneración de la vida, el quemar lo pasado para dar cabida a lo nuevo. Dentro del ámbito rural, las masias hacían cuatro hogueras, una a cada viento con tal de protegerse de enfermedades y otros males.
En fin amigos, que cada cual acerque el ascua a su sardina (y no te me ofendas ahora tú, mi querido amigo Salva) y de esa noche tan bonita (como todas) y mágica (como todas) haga lo que crea para que si así se va a sentir mejor, pues bienvenido sea.
Hasta aquí llego hoy, mañana más, lo que no prometo es que lo vaya a hacer mejor. De todas maneras, un abrazo a todos

TONI

PD: Por favor, no se me ofendan ni se me enojen, que solo son maneras de pensar libres y racionadas, sin ánimo de herir sensibilidades ni susceptibilidades. Disfruten de la vida, que solo tenemos una y no vayamos a perderla en nimiedades que al fin y al cabo, lo mejor es amarnos (con sexo mejor pero si no lo hay, pues eso, a seguir amándonos). Un abrazo

TONI

No hay comentarios: