lunes, 27 de julio de 2009

Mi primera lección de Karate...

Hola amigos/as:

Más de una vez me he preguntado y me han preguntado que es Karate. Ante esa pregunta (reconociendo que es ahora cuando más me la preguntan y menos me la pregunto) quiero empezar una serie de artículos en los que intentaré, amigo lector/a, introducirte en un Arte Marcial que es más una actitud ante la vida que cualquier otra cosa que pueda parecerte, aunque si prefieres denominarlo como una manera de dar patadas y puñetazos, mi sugerencia es que sigas leyendo o abandones ahora.
Karate es un Arte Marcial y así fue concebido hace muchos muchos años. El karate moderno, concebido hace aproximadamente unos 120 años, es el resultado del esfuerzo de un ser humano en agrupar una serie de movimientos basados en la lucha del samurai.
El primer gran precepto fue y es el del respeto y la humildad (ambos por un igual). Cuando llegó a Occidente, lo convirtieron en Deporte, y no sabría decirte entonces que concepción tiene como Deporte.
Como Arte Marcial, decirte que es una actitud ante la vida, una forma de dar tiempo al tiempo precisamente para obtener un tiempo de vida en el que mejora cuantitativamente tú calidad de vida.
A través de este Arte Marcial (o cualquier otro concebido como Arte Marcial siempre y NUNCA como deporte) aprendes que el vaso está medio lleno antes que medio vacío, dándote cuenta de que en ambos casos tienes razón, pero es más saludable verlo medio lleno que medio vacío, pues un vaso medio lleno siempre mental e intelectualmente, produce que en la segregación de hormonas placenteras sea más abundante.
Mi primera lección de Karate fue hace muchos años, entonces era un Aprendiz novato (ahora soy un poco más experimentado) y recuerdo cuando le pedí a Mi Maestro que me enseñará a dar un puñetazo, pues unos niños cuando pasaba por la calle en dirección al colegio me pegaban.
Mi Maestro me cogió de la mano y me llevó a la calle. Fuimos al paso de cebra y cuando el semáforo se puso en verde me dijo: "mira que no venga ningún coche y cruza la calle". Al llegar me hizo una señal de que repitiese la misma operación.
Cuando el semáforo se puso en rojo, me dijo: "mira que no venga ningún coche y cruza la calle". Al llegar al otro lado me pidió que realizase lo mismo.
Cuando de nuevo estuve a su lado, le pregunté que quería que me enseñase a dar un puñetazo, puesto que la calle ya sabía cruzarla, tenía 11 años y con esa edad, uno sabe cruzar la calle. Entonces, con esa sonrisa que siempre lucía en su rostro me dijo: “Mañana cuando vayas al colegio y te encuentres con esos niños que te pegan, cruza la calle y no te pegarán”.
Le contesté: “¿Y si cruzan la calle entonces?”
Él me respondió: “Vuelve entonces a cruzar la calle, y mira que no vengan coches”.
“¿Y si vuelven otra vez hacía mí?” Le respondí.
“Entonces corre y ven a verme”, me respondió.
La verdad es que NUNCA cruzaron la calle, me dejaron en paz y aprendí que Karate es saber cruzar la calle, y con el paso de los años, si aquellos niños hubiesen venido dos veces a por mí mi primera opción hubiese sido correr y la segunda… Mejor que no lo hagan.
Si sólo te quedas con la cáscara, jamás podrás conocer el sabor del fruto que está dentro.
Mañana más.
Un abrazo

TONI

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