miércoles, 24 de junio de 2009

La Marcha de los Caracoles...


Hola, mi nombre es Blanquita, soy una Harley Davidson, modelo Dyna Superglide del 2002 y éste ha sido mi penúltimo viaje con Toni, mi jinete (hasta ahora)…
Es temprano, Toni me ha acicalado para las grandes ocasiones. A buen seguro que nos vamos fuera puesto que ha bajado con la maleta, el traje y… Una bella mujer que también parece ser se viene con nosotros. He dormido con DELY, la moto de Arturo y mi amiga, no en vano hemos viajado muchos kilómetros llevando a nuestros jinetes por bellos paisajes. En fin, ahí vamos, nos vamos a Donostia, o eso creo haber entendido, pues hablaban del primer Rally del Costa Vasca Chapter, en fin, vamos y después opinamos.
Que bella ruta por la que nos ha vuelto a guiar Toni, llevo un poco mas de peso pero es genial, ahí estamos: derecha, izquierda, recta y otra vez derecha… Que camino más bonito.
Llegamos y ahí están: nuevas amigas con sus jinetes. Que bien, es una reunión, nuestros jinetes y amazonas se saludan, parece que se conocen. Mientras nosotras recibimos nuestra revisión. Nos vamos hacia el Hotel, necesitan descansar y nosotras hablar de nuestras cosas, hace tiempo que no nos vemos y debemos contarnos muchas cosas y conocer a las nuevas.
Ahí esta la moto del Director, es negra, parece temerosa. Tranquila, alguna cosa saldrá bien, no te preocupes…
Primer día: las motos se despiertan, entre bostezos y rugidos, vamos desperezándonos y calentando motores. Amenaza lluvia, pero a nosotras eso no nos preocupa. En marcha, parece que el camino serpenteará un poco.
La marcha es más bien lenta, a algunas les asusta tanta curva y mientras subimos, nos permite ir disfrutando de ese bello paisaje, de ese paisaje dónde nada parece puesto por poner, sino que está ahí porqué debe de estar. Llegamos al Balcón de Pilatos, de triste historia, nosotras descansamos mientras ellos reponen fuerzas. Las de Sevilla se quejan de las curvas y nosotras les replicamos que parecemos una procesión de caracoles, por la lentitud en la ascensión y por la “baba” que sueltan aquellos que contemplan el paisaje.


Rugimos de nuevo en la tranquilidad de la montaña, de nuevo en marcha, nos vamos a comer. Aquí sólo se para a comer, poca cosa más. Llegamos a un antiguo Monasterio, dónde aprendemos que los antiguos clérigos bajaban con el pájaro en la mano para comprobar la calidad del oxígeno y, de ésta manera, elaborar un mejor o peor caldo (lo raro es que los clérigos jamás elaboraron un caldo malo, de ahí lo del pájaro en la mano: mejor uno en la mano que ciento detrás volando).
Seguimos. Que paisajes, que curvas, que carreteras sinuosas y pueblos más bellos conforman el País Vasco. Empiezo a entender muchas cosas de los que moran y habitan por estas tierras. Es todo tan bello que uno disfruta de hasta el olor del campo. Al llegar, unos se van a acicalar y nosotras a comentar nuestras cosas, durante el día alguna cosa nos hemos dicho, la velocidad permitía tranquilamente ascender y bajar llevando una agradable conversación.
Una sidrería tradicional les espera: bacalao de tres formas y chuletón para rematar la faena. Para beber: sidra de la buena, de la de barril. Risas, encuentros, abrazos, nuevas amistades y anécdotas de viaje suceden al compás de la cena. Toca regresar, mañana les esperan acantilados y yo ya tengo ganas de salir.
El día amanece bien, la lluvia nos está respetando pues luce el sol. Rugidos y bostezos se entremezclan, a algunos la "txapela" (especialmente bordada para la ocasión y obsequio del Costa Vasca Chapter - que originales -) les aprieta un poco más de lo acostumbrado: el néctar de manzana en exceso produce estás situaciones. En marcha, salimos a costear.
Si el día anterior el verde predominó en todo el recorrido, aquí se entremezcla con el azul del Cantábrico. A algunas les ha impresionado tanto que necesitan que las pellizque el suelo para darse cuenta de que no es un sueño, de que es verdad lo que está viviendo, que esa experiencia no es un sueño, que se ha hecho realidad, la lástima es que deba morder el suelo para darse cuenta de que la vida en moto es muy bella y muy frágil. Presta más atención a la carretera y conduce por y con sentimiento, gozarás más… Al llegar les comunican que después de haber estado preparando los bocadillos, alguien se los ha descuidado, da igual, los del Costa Vasca Chapter son así: con dos cojones, sin bocadillo hasta la hora de comer. Pero la parada se agradece paseando por un bello pueblo marinero, aprovechan para degustar unas tapitas de la zona.
Después del breve descanso, proseguimos. Creo que nos llevan a comer a Loyola, parece ser que ahí hubo un Santo varón que creó una orden benedictina o algo así… Al llegar nos encontramos una boda, ellos van a hacerse una foto juntos mientras nosotras descansamos en el parking y somos la admiración ya no sólo de nuestro jinetes y amazonas, si no de los que hasta ese lugar se han desplazado para simplemente, conocerlo. La sorpresa ha sido encontrarnos ahí.
Llega el momento de regresar, nos espera un bello recorrido forestal. Balcones con geranios, plazas con niños jugando, el cielo azul y el verde del paisaje tiene tonos jamás visto ni por mí ni por Toni y Raquel que por cierto así se llama mi agradable nueva montura, que además es su primer viaje y ya le ha dicho a Toni que no va a ser el último, lo que no me preocupa en absoluto, pues él siempre lo había deseado: viajar acompañado de ese sentimiento femenino… pero esto es cuestión de otra crónica…
Llegamos a Donostia, nos han separado. Dicen que cuestiones de seguridad y no llamar la atención. Total, nos vamos a reunir todas en el paseo. Pero mejor, a Troya la conquistaron infiltrando un pequeño grupo, y nosotras hemos conquistado Donostia: con mucho ruido y encanto.
Nos quedamos en el paseo de la playa, disfrutando de la tarde. Ellos se van a dar un paseo, la verdad es que se lo merecen, nosotras estamos aquí tan tranquilas, sin quejarnos de nada y ellos sólo manifiestan que si el trasero, que si la espalda, que si las piernas… bla bla bla
La cena de despedida nadie quiere decirlo, pero siempre son tristes. Nos encomendamos a un feliz regreso para una pronta reunión. Que seres humanos tan maravillosos, que motos mas bellas… regreso con nuevas amigas, sin incidentes destacables y una gran sonrisa en mi corazón y alma metálica.
Es Domingo y antes de despedirse, han decidido hacerse una foto de grupo en los Peines de Chillida (algo muy emblemático de ésta bella ciudad). Mientras vamos nos encontramos con los seguidores de un equipo de fútbol que celebra su Centenario: nos saludamos, ellos con la mano y nosotras como mejor sabemos, haciendo que nos oigan. Después de las diferentes y variadas fotos, ellos, ellas, los diferentes Chapters (Sevilla, Madrid, Barcelona, Girona…) llega el momento de decirse AGUR, aunque nosotras preferimos decir “buen camino y hasta la próxima”.
No está mal por ser la primera vez, algo ha salido bien, sólo una cosa no… pero es que la perfección no existe, bueno si que existe, se llama corazón y es ahí en dónde nos habéis conquistado. Gracias a todos/as los del Costa Vasca Chapter, hemos tomado muy pero que muy buena nota

“Blanquita” y “Dely” y nuestros Toni, Raquel y Arturo

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