jueves, 4 de octubre de 2007

Un vaso de agua...

Hola amigos:

Hace un tiempo escribí sobre como economizar en nuestros hogares con tal de paliar en parte el sufrimiento que nuestro planeta soporta con nuestro peso, pues simplemente hacérselo mas liviano.
Hoy voy a explicaros la utilidad de un vaso de agua, cuánto podemos ahorrarnos y cuánto bien nos puede producir el hacerlo.
1.- Cepillarnos los dientes con un vaso de agua: cada mañana, cada mediodía y cada noche tenemos la costumbre de cepillarnos los dientes por recomendación del dentista o por lo que sea. Mi madre me enseñó de chiquito (me refiero en edad capullos que siempre he sido igual de alto) que toda el agua que puedo necesitar para enjuagarme los dientes después de cepillados cabe en un simple vaso de agua y no en abrir y cerrar el grifo, que aunque ponga la mano y beba de lo que queda en el hueco que hacemos, es más que un simple vaso de agua. Antes de cepillarnos los dientes llenamos un vaso de agua, lo ponemos a la derecha o a la izquierda de la encimera (no depende de afiliación política), nos cepillamos los dientes observando las caras que hacemos con el cepillo dentro de la boca (no seáis malas chicas que solo es un cepillo) y en el momento de soltar el enjuague de pasta, saliva y demás, escupimos y sorbemos un trago del vaso de agua. Evidentemente más caras con el líquido dentro de la boca, que debe de estar convenientemente cerrada no sea que vayáis a dejar el espejo en el cual os admiráis hecho una guarreria. Acabado el proceso de enjugue, de nuevo lo soltáis, os miráis los dientes a ver si están brillantes y si no es así, repetid la operación. Y como se que sois muy inteligentes no repito mas la operación. Un vaso no es nada pero al cabo del año son litros y litros de maravilloso líquido que ojalá jamás tengamos a añorar.
2.- Afeitarnos con un vaso de agua: esta me la explico la otra noche mi querido y apreciado amigo José Luis Blanco alias “WASKI” mientras nos cenábamos una tortilla de gambas (algo frugal). Resulta que lo vio en un programa de TV (de la Cuatro para ser más exacto) y que al comentárselo a su excelentísimo augusto padre, éste le dijo que ellos ya lo hacían, pero no para economizar, si no porqué no había otro remedio, eran otros tiempos. El consejo consiste en que se toma un vaso y se llena de agua por su parte abierta, se deposita en el microondas y se lleva casi a punto de ebullición, pues si se supera ese punto el agua se evapora y no sirve de nada este consejo. Igual que en el anterior, colocamos el vaso a la derecha o izquierda de la encimera (no depende de afiliación política), introducimos la cuchilla de afeitar y nos esparcimos la espuma de afeitar por la zona a rasurar (sin especificar zonas). A continuación, sacamos la cuchilla de afeitar humedecida en agua caliente e iniciamos otro ritual de caras y gestos ante el espejo (si el que diga que no descendemos del mono es que es un ferviente seguidor de la cadena COPE y su estrella JLo - Federico Jiménez Losantos -). Comprobareis que cada vez que limpias la cuchilla al introducirla en el agua caliente del vaso ésta queda inmaculada y limpia, además de calentita. Es sencillo, solo debéis de esperar un minuto a que el agua caliente y en el caso del que no tenga microondas (como es el mío) que lo calienta al fuego utilizando una cazuela y una jarra de cerveza o café para depositar el agua caliente.

En fin amigos, dos consejos a tener en cuenta el que quiera, y el que desee seguir derrochando agua, allá él con su miserable conciencia. Esto es todo, mañana más, aunque no prometo que sea mejor pero si que lo intentaré. Un abrazo

TONI

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