viernes, 5 de marzo de 2010

Perdonar...

Mis queridos/as amigos/as:
Hoy si, hoy me refiero a vosotros/as y a los posibles lectores/as (que los tengo fuera de mi círculo habitual). Y lo hago en primer lugar, porqué gracias a vosotros la travesía que durante siete largos años me ha llevado la dramática y penosa situación familiar, parece ser que concluye.
Los que a mi lado habéis estado, incluso los que lo hablé por necesidad de ser escuchado, y todos mirabais con ojos de incredulidad la situación que me estaba tocando vivir, sabedores de las acusaciones hacia mi persona (lo que soy y represento, que tanto esfuerzo me ha costado y asumido con sumo placer – aunque doloroso -), comentaros por si no lo sabéis ya, que el 13 de Febrero del presente, recibí una llamada de mi padre biológico (pues todos/as sabéis que mi verdadero padre o aquel que ejerció de mi padre – la figura como tal – fue Mi Maestro, el que me enseñó a vivir feliz, con dignidad, palabra y sobretodo, HONOR), en dónde me proponía un encuentro para firmar la paz (y eso que Yo nunca estuve en guerra con ellos) e intentar reconciliarnos.
Permitidme que haga un breve retroceso. Recuerdo la penúltima conversación (puesto que jamás me gusta decir la última) con Mi Maestro antes de partir. Precisamente me dijo que si algún día mi padre (biológico – él también lo mencionaba así, por que su comportamiento no era para menos -) me llamaba para pedirme lo que me había propuesto, le dijese que si. El Maestro y Yo habíamos trabajado el perdón en ese Dojo al que acudo desde hace muchos años, y sabía que desde allí (a base de sudor, lagrimas y sangre – alguna que otra vez mis nudillos sangraron junto a mi alma -) los había perdonado hace mucho tiempo.
A todos los juicios a los que fui citado y llevado, siempre dije lo mismo antes de empezar mi declaración: “me gustaría Señoría, que conste en acta que mi intención aquí hoy, es la de no ofender ni a mi padre ni a mi madre, puesto que a ambos los respeto y honro todos los días, así que después de estas primeras palabras, por favor, pregúntenme”… En esos juicios se puso en duda siempre mi valía como estudiante, como persona y sobretodo como ser humano.
Supongo que cualquier persona habría optado por una no reconciliación y mucho menos en hablar de perdonar, pero el perdón es algo maravilloso cuando se hace de verdad. Es una liberación, saber que nada debes y nada te deben me hace sentir mejor. Y aquellos que bien me conocéis (aún no estando de acuerdo algunas veces), practico con el ejemplo.
Para poder llegar a perdonarlos en su día, Mi Maestro me enseñó dos frases:
- En “La Biblia” dice: honra a tu padre y a tu madre por encima de todas las cosas.
- En Karate se dice: “sepas elegir a tú enemigo” (jamás he elegido a un enemigo y espero no hacerlo lo que me quede de vida)
Con esas dos frases que no entendía, ya que mi dolor era más importante, iniciamos un largo y duro camino de entrenamientos y ejercicios de respiración para vaciar todo el dolor y sufrimiento que llevaba a cuestas, debido a la incomprensión de esa situación.
Volviendo al hilo central del escrito de hoy, fruto de la casualidad o causalidad (cada vez creo menos en las casualidades), la llamada se produjo. Evidentemente antes de hacer nada, quedamos para hablar (pues todo era tan extraño). En esa conversación previa, me comentó (mi padre biológico), que se había dado cuenta de muchas cosas, y una de ellas era que el delicado estado de salud de su esposa (mi madre), era fruto de seguirlo a él. Pretendía con ese acto, reconciliarse si era posible con sus dos hijos proscritos (mi hermano pequeño y un servidor), y si no era posible, nos daba la ocasión de poder ver a nuestra madre siempre que quisiéramos. De esta manera, mi madre, estaría más tranquila.
Ahora era el momento de llevar a la practica lo realizado hace años atrás en el Dojo. Le comenté que por mi parte no habría problema si lo que se quería era avanzar ésta su penúltima etapa en la vida, siempre y cuando, el mirar atrás (ya que todos hemos perdido algo en esta guerra estúpida – por llamarla de alguna manera -) solo fuese para coger la pala, ir echando tierra e ir allanando un camino que nos llevase a un punto de encuentro.
También me comentó que sabían lo mal que lo había pasado en todos esos años, que debía de haberlo pasado mal, puesto que quedarse de la noche a la mañana sin “familia” y sabiendo que no puedes contar con ellos para nada, todo lo debes de hacer tú. Sabían lo del accidente de coche en Huelva, lo de mi operación… Vamos, en resumidas cuentas, que las castañas del fuego me las he tenido que sacar solito porqué ellos si hubiesen podido pisarme lo hubieran hecho (supongo que de ahí también me viene que de vez en cuando sea un poco más duro de lo normal – pero la situación vivida y sentida no era para menos, para según que cosas no estoy y para según que otras si, aunque ahora estoy para todas -).
Es duro emocionalmente estar sentado delante de la persona que un día uno de sus espermatozoides (el más rápido) fecundó un ovulo de mi madre y me dieron la vida, y escuchar esas palabras. La primera sensación fue la de levantarme e irme, y con toda la razón. Pero aquellos que me conocéis, sabéis que soy de los que piensan, sienten y opinan que todos/as podemos equivocarnos y podemos (si queremos) enmendar nuestros errores; y que además, todos debemos (si queremos), dar la posibilidad de que sean enmendados. Si me hubiese ido, mis palabras quedarían en saco roto y sonarían a huecas. Pero si mañana (que lo haré) quiero dedicarme a la enseñanza de un Arte Marcial que me lo ha enseñado casi todo en esta vida para vivir tranquilo, ya no como deporte, ni tan siquiera como Arte, sino como Ciencia de Vida; de mis ejemplos podré enseñar y de mis Alumnos/as obtendré esa ciencia que me permitirá saber como enseñarles a cruzar ese río sin ahogarse (que antes creía que debía traspolarse a la familia que anhelo – la que forme junto a la mujer que me corresponda - no de la que vengo – y ahora se que no debe de ser así, puesto que Maestro seré de mis Alumnos/as, de mi mujer su esposo, de mis hijos su padre).
Y llegó el día, en concreto el sábado 27 de Febrero del corriente. La sensación fue extraña, mi padre había invitado a algunas personas que se son importantes para su vida, supongo que querría oficializar el acto y al mismo tiempo, rendirle un homenaje y sorpresa a su esposa, que no paraba de llorar de la emoción. El abrazo con ella fue emocionante, esa sensación fue la misma que el día que me abracé a mi hermana en aquella mágica tarde del año 2008 en la concentración de Harley Davidson de Barcelona (de la que escribí por cierto). Llora la madre, llora el hijo. Huelo su pelo, la abrazo con fuerza (sin apretar demasiado pero si fuertemente), huelo su perfume, su olor, el olor de madre que fue y ahora es. Sentimientos de agradecimiento por acudir aún a pesar de los pesares (y que más da pienso). Acaricio su pelo, la miro a los ojos, acaricio su rostro y seco sus lagrimas primero con un beso y luego con la yema de los dedos. Nos miramos a los ojos y me da las gracias.
Luego se funde con mi hermano menor primero y después junto a su pareja que también ha venido (cosa que personalmente no lo esperaba, pero allí estaba – que pronto hará un año que se casaron -).
También estaba mi Judas particular, un cocinero de toda la vida empresarial de la familia, que acudió a declarar en contra mía por un puñado de euros (60.000 para ser más exactos). Lo saludé, y me abrazó llorando, pidiéndome que lo perdonase o disculpase. Cosa que hice, no se vivir con rencor…
Mi hermana también acudió junto a su marido. Y se reconcilió con mi hermano, cosa que es de agradecer, pues ambos se mantenían duros en sus posiciones, pero el verse frente a frente, tal vez pudieron más las ganas de darse un abrazo que otra cosa.
Durante la comida estuve en silencio, observando (como vengo haciendo últimamente de forma habitual). Parecía que no hubiesen transcurrido siete largos años, que fuese la comida de todos los sábados o domingos en que una familia normal se reúne y el ambiente es distendido. Podían más las ganas de dejar de sufrir que de seguir metiendo el dedo en la llaga. Interesante.
Llevo varios días intentando poner en orden lo sentido, lo que me ha llevado a subir unos días (lunes y jueves) a la Costa Brava. Allí paseando cerca del mar, en parte recobro cierta paz, interrumpida en este caso por una llamada alertando del delicado estado de salud de mi madre que me obligó a bajar de noche para estar junto a ella.
Y yo me preguntaba esta madrugada (puesto que aún ando sin dormir): si mi padre (biológico) no hubiese dado ese paso, ¿hubiese estado ayer cogiéndole la mano a mi madre?... Mi respuesta es NO LO SE, puesto que otra no me cabe y si me cabe, no deseo imaginarla.
Lo único que ahora se y siento, es que sucedió. Y si sucedió fue por algo, y debo reconocer, aunque ya os lo haya reconocido alguna vez, que jamás perdí la esperanza de que aún estando en el lecho de partida, que las últimas palabras de mi padre (biológico) fuesen: “lo siento, no he sabido hacerlo mejor”, con lo que esas palabras significarían todo lo que hasta aquí habéis leído. Tarde si, pero hubieran llegado, y jamás perdí esa esperanza.
Si esto no hubiese ocurrido, las palabras que a mi pareja en su día le dije: “si mañana estoy en un hospital, te recuerdo que Yo soy huérfano, no los quiero aquí, confío en ti”, seguirían teniendo sentido. Son duras, SI… Pero era mi forma de sentir entonces. Hoy, mi respuesta es NO LO SE. Dejemos que el tiempo vaya haciendo. Una vez dije: todo llega si debe de llegar y se sabe esperar…
Gracias por vuestro tiempo, gracias por vuestro apoyo y GRACIAS POR HABER ESTADO SIMPLEMENTE AHÍ, NO LO OLVIDARÉ NUNCA HAYAMOS VIVIDO LO QUE HAYAMOS PODIDO VIVIR.
Un abrazo
TONI

7 comentarios:

Unknown dijo...

Como tu dices lo mejor es perdonar ya que te sacas un peso de encima, o mejor dicho te pones en un estado que yo creo es superior, ya que significa que has comprendido los motivos y las caracteristicas de la persona y con venebolencia en un estado de claridad y entendimiento, perdonas, y ese estado te hace sentir bien (superior).
Luego esta que la vida continua y a veces esas personas que tu perdonaste siguen siendo y comportándose de la misma forma, pero tu ya lo has comprendido y sigues perdonando, ya que el perdon en ese estado superior es eterno.
Un abrazo
Oss¡¡
Luis

Anónimo dijo...

Me alegro mucho Toni. Ya hablaremos y, ya sabes. Para cualquier cosa. un beso

W

Anónimo dijo...

Tu capacidad para perdonar es inmensamente proporcional a tu capacidad de amar.

Mireia

Anónimo dijo...

Hola:
No olvidaré lo que aprendí la otra tarde, transmites una paz y serenidad que aunque parezca fácil, seguro que para tí no lo ha debido ser. La simpleza de tus explicaciones muestra la sencillez de tu vida y actos. Gracias por cruzarte en mi camino

Alfredo Gimenez

Anónimo dijo...

ERRARE HUMANUM EST, IGNOSCERE DIVINUM...
Aunque de Latin se poco, creo que se entiende, ademas en la pelicula la Lista de Schindler creo que hacen referencia a esta frase.
La verdad que tu relato esta cargado de sentimiento y fuerza, pero ahora voy comprendiendo algo mas de tu personalidad, y de la union tan especial con tu Maestro; y sobre todo y a mi mal entender con algo superior a el como son la ensenaza de Artes Marciales, ahora entiendo todo el Bien que han hecho en ti y en tantas personas esas nobles artes; sin embargo, para serte honesto hay algo que no acaba de cuadrarme, pero ni es el momento ni es el conducto para hacerlo....
Volviendo a tu escrito, admiro tu templanza ante tal situacion, afortunadamente o desgraciadamente no se ni entiendo por lo que has podido pasar, sin embargo, puedo imaginarme una situacion tan horrible por la que has podido pasar, por eso mi agradecimiento hacia ti por no ser uno mas cargado de odio y rencor, aunque ya sabes lo que se dice... perdono pero no olvido, no se si esta frase implicitamente conlleva algo negativo, pero creo que al menos calma y reconforta el alma.
Saludos desde el Pais de la manana tranquila.

Anónimo dijo...

ERRARE HUMANUM EST, IGNOSCERE DIVINUM.....
Recuerdas las lista de Schindler...en la escena de la banera Liam Nesson dice una frase asi....
Me alegra saber de tu templanza y paz espiritual que puedes tener, y no albergar odio o rencor, yo no se si podria, cierto es, que de momento mi vida no ha sido complicada ni he pasado por situaciones angustiosas como tu las has descrito;
Tu relato es de extrema carga sentimental y de una fuerza atroz... espero no recibir nunca un golpe tuyo de la fuerza con la que has escrito este relato.
Toni, no te conozco y siento admiracion por lo que has contado de saber que perdonas, y de saber que no guardas rencor.
Yo pienso que es bueno perdonar pero que tambien es bueno no olvidar, aunque creo que implicitamente lo uno no puede conllevar a lo otro, ese Ying Yang del perdono pero no olvido, en realidad no se si es del todo acertado, pero bueno mi capacidad no me da para mas, al fin al cabo soy humano con mis imperfecciones.
En cada lectura voy aprendiendo algo, a pesar que todavia me queda mucho por descubrir y averiguar, pero ahora no es el momento ni el lugar, me gusta saber que tu Maestro, aunque me gusta mas saber que las Artes Marciales te han hecho lo que eres ahora, es algo que me produce satisfaccion, ya que yo tambien las practico y cierto es que me ayudan a ser mejor persona.
Ah! se me olvidaba , gracias a ti.
Desde el Pais de la manana tranquila.
Dani.

Anónimo dijo...

Magnífico ... esa capacidad de perdón habla de ti...
Felicidades.
Un abrazo bien fuerte

Rosa